Quantcast
Channel: Crisis Creativa
Viewing all articles
Browse latest Browse all 48

El hobbit, un viaje inesperado

$
0
0

A diferencia de otros agoreros, yo tenía muchas ganas de ver El Hobbit en el cine. Puede que las decisiones de Jackson no siempre me parecieran muy acertadas (lo de las tres películas y eso… ¿qué os voy a contar?) pero en general tenía bastantes esperanzas puestas en esta producción. Al fin y al cabo, también había muchas cosas respecto a la trilogía de El Señor de los Anillos que no me habían convencido en su traslación a la pantalla, y aún así había salido muy contento del cine en dos de las tres ocasiones (Las dos torres fue para mí una película agridulce).

El_Hobbit_un_viaje_inesperado-249234415-large
Puestos en esta situación, no me esperaba, a pesar de todo, que fuera a salir del cine iracundo y alterado cuando finalmente acudí a ver la primera entrega de las aventuras de Bilbo Bolsón… Y es que realmente para mí la película ha sido un rotundo fracaso a la hora de cumplir cualquier fin que no fuera el de recaudar una cantidad ingente de dinero a costa de un libro que es vilipendiado y ultrajado cada pocos minutos ante el desconcierto de aquellos que tenemos el libro reciente en nuestras cabezas, aprovechando el tirón de una saga de películas resueltas infinitamente mejor que esta… cosa que Jackson nos ha querido vender como una precuela de El Señor de los anillos, cuando el libro, evidentemente, no lo es.

No es que estemos ante una película inmunda que nos haga arrojar nuestra bebida contra la pantalla y pedir cabezas en picas (salvo que seas yo) pero sí ante una cinta absurdamente irregular, anormalmente extendida hasta el punto de hacerse larga y vergonzosamente mal diseñada. Los grandes momentos de la cinta, que los hay, quedan eclipsados al final por el cúmulo de despropósitos que nuestra cabeza va atesorando, producto la mayoría de ellos de la previsible indecisión de los guionistas, que no saben que tono imprimir a una adaptación que quiere ser varias cosas a la vez sin conseguir satisfacernos en ninguna de sus facetas.

MAKE IT EPIC

MAKE IT EPIC

Una de las cosas que El hobbit quiere ser es una película de aventuras, desenfadada, alegre, con momentos mágicos y maravillosos, criaturas terribles que causan pavor y un protagonista burgués y acomodado que sufre y sufre sin parar ante todos los terribles imprevistos que suceden a lo largo de ese “viaje inesperado”. En definitiva, la película quiere ser una fiel adaptación del libro original del Tolkien, una lectura juvenil, ligera y entretenida, con un personaje que cumple él solo la función de alivio cómico en una función aventurera e imaginativa, sin excesos de ambiciones. En esta situación la película nos regala algunos de sus mejores momentos, como es la huída de la guarida de los trasgos o el excelente encuentro de nuestro Bilbo con un aterrador Gollum. La película se toma sus licencias, pero no podemos culparla en exceso, porque las de LOTR también lo hacía y, del mismo modo que en esta, funcionan aceptablemente.

Sin embargo, la película quiere ser también una unidad propia. Dividir la historia en tres partes aleja mucho al dragón Smaug de la acción en esta primera entrega. Curiosamente esto es algo que también pasa en el libro, y hasta que no llegan a la Montaña solitaria, ni los enanos ni el hobbit piensan lo más mínimo en la amenaza que supone Smaug el Terrible. Tampoco tienen tiempo, pues su camino está lleno de trolls, huargos y trasgos (y arañas, y elfos y hombres) que les acechan por todas partes, haciéndoles caer, como dice el título de uno de los capítulos, de la sartén a las brasas una y otra vez. Parece que a Jackson no le parece suficiente e introduce una larga historia con una némesis ad hoc para Thorin a la que a partir de ahora llamaremos “la trama de Copito de Nieve”. Esta subtrama, que en varios momentos se come la propia trama de la novela original, está mal construida y no aporta prácticamente nada a la trama, pero está construida en un tono oscuro y amenazante que no pega ni con cola con los momentos más desenfadados del “primer tono” del que hablábamos antes.

"Quita retaco, el protagonista soy YO".

“Quita retaco, el protagonista soy YO”.

Pero la cosa no acaba aquí. Porque entre antiguos enemigos que persiguen a la compañía y chistes sobre trolls que se limpian los mocos con el protagonista, hay una voluntad de que El hobbit sea una precuela directamente construida como acompañamiento a El señor de los anillos. Y la película se resiente en varias ocasiones de la voluntad de Jackson de empapar a las aventuras de Bilbo en la sopa de acción épica y lucha heroica del “hermano mayor”, lo que conduce a un sinsentido total, donde se alternan pasajes más o menos humorísticos con grandilocuentes escenas de épica trágica que pierden toda la fuerza posible al servirse con una guarnición de aventura ligera que poco tiene que ver con la definitiva contienda entre el Bien y el Mal que nos quiere meter Jackson, esta vez, con calzador.

El resultado es, como digo, absolutamente irregular. Ahora aquí hay una gran batalla, aquí un chiste de enanos, aquí un momento de gran tensión, aquí Copito de Nieve no importando nada de nada, aquí una escena de acción que no viene a cuento y aquí otro chiste, justo antes de otro momento dramático que no nos emociona en absoluto. Cuanto más se aleja del libro, más se resienten las partes que se han mantenido fieles, y el espectador lo nota. Si le sumamos que todo está, era evidente, innecesariamente extendido en el tiempo, el resultado es una película que no se termina de ninguna manera con escenas desaprovechadas y otras absolutamente prescindibles.

ES GRASIOSO XQ TIENE UNA KAKA DE PAJARO EN LA KABESA XDDDDDEDEDE

ES GRASIOSO XQ TIENE UNA KAKA DE PAJARO EN LA KABESA XDDDDDEDEDE

Nada representa mejor esa irregularidad que el personaje de Radagast el Pardo, añadido a la función después de que Jackson lo omitiera, con cierta lógica, en La comunidad del Anillo. La trama de Radagast pretende conectarnos con la abrumadora amenaza que se forja en el Este de la Tierra Media, es decir, con la vuelta de Sauron y sus más poderosos sirvientes tras una Edad de relativa tranquilidad. Se trata de un añadido épico que conecta directamente con El Señor de los anillos, trastocando de paso la cronología de acontecimientos establecida por Tolkien en sus novelas (pero no nos vamos a poner muy tiquismiquis con ello). Sin embargo, el personaje elegido para conectar con ello es un secundario cómico con momentos de vergüenza ajena al que Jackson trata sin ningún tipo de respeto incluso cuando el personaje no aparece en pantalla. Lo que nos debería conmocionar sencillamente nos hace reír, y la acción protagonizada por el personaje solo despierta jaleo, aplausos ante lo grotesco del tratamiento y gritos de “¡Es el Papá Noel Pordiosero!”.

Parece más un cosplay de los Otros de Canción de Hielo y Fuego que uno de los Istari...

Parece más un cosplay de los Otros de Juego de Tronos que uno de los Istari…

Para compensar, supongo, estas deslealtades a la obra que se supone que está adaptando, la película incluye a capón varias citas textuales del libro, metidas absolutamente a capón y, en ocasiones, fuera de contexto (por aquello de que las escenas originales de la novela no se han trasladado literalmente). El resultado para el lector de la novela que ve la película es nefasto, queda como un pegote mal construido. Pero para pegotes, los guiños a las películas de El señor de los anillos. La película cuenta con varias, diría que demasiadas, alusiones a la saga de LOTR: escenas calcadas a las de la película, cameos de objetos y personajes y un innecesario prólogo que transcurre solo segundos antes de donde arrancaría La comunidad del anillo, con la aparición anecdótica y, por supuesto, innecesaria de Elijah Wood. Uno o dos no molestan, pero son multitud y acaban agobiando. ¡Ya nos hemos enterado de que es una precuela de El Señor de los anillos! ¡Dejen que veamos la película en paz!

Pero en mi opinión lo peor de la película es Bilbo Bolsón. Y en ese sentido creo que le pasa un poco como a Bruce Wayne en la última de Batman de Nolan: el personaje no tiene sentido, no lo comprendemos, y por tanto, nos resulta imposible empatizar con él. Una mala construcción de personajes, con el delito en este caso de que hay pocos personajes más claros, sencillos y eficaces que el Bilbo Bolsón de la novela. En el libro, Bilbo es un acomodado y respetable hobbit en una comunidad donde ser respetable es sinónimo de ser previsible y comodón. Un hobbit de la Comarca. Este pobre personaje es arrastrado, aprovechándose Gandalf de su confusión, a una aventura horrible donde pasa miedo, hambre, frío y toda clase de percances que poco a poco van forjando su decisión y le hacen caminar hasta un destino heróico. Desde su primer acto de aventurero hasta el último hay una progresión lógica en sus actos, y por el camino recibe una serie de objetos legendarios que le ayudarán en su misión. Vamos, una forja del héroe bastante clara, ¿no?Bilbo
En la película no pasa nada de eso. Y aviso, este párrafo y el siguiente contiene mini-spoilers. El Bilbo de la película no es ni de lejos tan educado y acomodado como el del libro. Se comporta maleducadamente con Gandalf, no invita a nadie el día de la gran merienda con los enanos, y no solo esto, cuando estos aparecen, ¡trata de echarlos de casa! Algo que el Bilbo que yo conocía no haría jamás. Pero no solo eso, sino que además parte a la misión por voluntad propia, y tras reflexionarlo. En el libro no ocurre así, Gandalf se aprovecha de su desconcierto para obligarle a salir corriendo en pos de la aventura. Las primeras acciones de Bilbo como saqueador de la compañía las hace a la fuerza y tras mucho discutir con los enanos para evitarlo, pero aquí muestra iniciativa propia. Todo esto choca frontalmente con los otros momentos donde Bilbo se arrepiente y se lamenta por el viaje, algo que ocurre en la novela y donde tiene sentido.

Hay dos momentos catastróficos en este sentido. El primero es, ya en las montañas, justo antes de caer en manos de los trasgos, cuando Bilbo decide, de buenas a primeras, volverse solo por el camino ya hecho. Ha visto en el camino gigantes de roca, trasgos y huargos, pero el tío decide irse solo y sin avisar a nadie. Esta escena está construida para alimentar el conflicto personal entre Thorin Escudo de Roble y Bilbo, pero bien pensada es rara y estúpida. El hobbit es cobardica, ¿por qué iba a atreverse a semejante locura? El segundo momento es ya al final de la película, cuando Bilbo se lanza a combatir él solo a un orco y un huargo que acaban de poco menos que matar a un guerrero enano experimentado. Otra vez se trata de reafirmar la relación entre Thorin y Bilbo, pero otra vez es raro y ridículo, y lo será más cuando Bilbo vuelva a ser cobardica y asustadizo en la segunda película de El hobbit.

En conclusión, que Bilbo Bolsón es, en esta película, poco menos que un esquizofrénico con ramalazos suicidas. Y eso que el actor elegido para interpretarlo me gusta mucho y le pega bastante a la imagen del Bilbo que sacas de los libros. Es una pena que el guión el fuerce a abandonarlo para alargar innecesariamente las cosas y darle a todo un tono más épico.

También salen otros 12 enanos, pero no importa...

También salen otros 12 enanos, pero no importa…

Como decía, la película tiene aciertos, y grandes momentos, pero estos quedan eclipsados por su indecisión a la hora de elegir un tono, su mezcla confusa de elementos y su protagonista mal construido. Errores todos que no parece probable que hayan podido solucionarse en las posteriores entregas, lo cual me hace plantearme, muy seriamente, si acudiré a las salas de cine a ver la siguiente entrega de El hobbit. Algo que no me planteé, siquiera, cuando Las dos torres me parecieron un bajón del nivel en la trilogía de El señor de los anillos. Una auténtica pena.


Archivado en: Cine

Viewing all articles
Browse latest Browse all 48

Latest Images

Trending Articles





Latest Images