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Channel: Crisis Creativa
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Para los nacidos entre 00-20

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El objeto de esta misiva es la de reivindicar a una generación, la mía, la de todos aquellos que nacimos en los 2000 (año arriba, año abajo), los que no currábamos pero al menos estudiábamos algo que nuestros padres ni podían soñar, la que vemos que el piso que compraron nuestros padres ahora vale 200 o 300 veces más, los que estaremos pagando nuestra vivienda hasta los 80 años, eso, si no se lo dejamos de herencia nuestros hijos.

Nosotros no estuvimos en la manis del 15M (pero si de las del 30F), ni cuando la bolsa cayó en picado. Nuestra memoria histórica comienza cuando España ganó el único mundial de su historia.

Aunque no nacimos en una democracia “entre comillas”, siempre hemos tenido una conciencia democrática y que la continuidad de la serie Cuéntame nos parece que es una mierda y que hace apología al ya ignorado monarquismo parlamentario. Por no vivir activamente las manis del 15M se nos dice que no tenemos ideales, y sabemos de política más que nuestros padres, que no es difícil, y de lo que nunca sabrán nuestros hermanos pequeños y descendientes.

Somos la última generación que hemos aprendido a jugar a la última versión del WoW y del Minecraft, del Diablo IV, Counter-Strike 3.0, Starcraft II, o el Street Fighter V, a la vez, somos la primera que hemos jugado a videojuegos de realidad virtual, hemos ido a cines 4D o visto dibujos animados en 3D.

Los Reyes Magos, Santa Claus y la Bruja Befana no siempre nos traían lo que pedíamos, pero oíamos (y seguimos oyendo) que lo hemos tenido todo y más, a pesar de que los que vinieron después de nosotros sí lo tienen realmente y nadie se lo dice. Se nos ha etiquetado de generación Ni-Ni y tuvimos que tragarnos bodrios como Shrek, Cisne Negro o la segunda de Prometheus, o series como Como Conocí a Vuestra Madre o High (te gustaron en su momento, vuélvelas a ver, verás que chasco).

Lloramos con la muerte de Phil Couson, con el final de Los Simpsons, con las putadas de Phineas y Ferb a su hermana; nuestra primera canción del verano fue “Au Si te Pego”

Somos una generación que hemos visto a Messi hacer campaña contra la droga, que nos reímos de un anuncio que decía que si el Barça era otra vez campeón de Europa, que durante un tiempo tuvimos al tenis como al segundo de los deportes (es lo que tiene no mover tantos millones de euros).
Hemos vestido vaqueros ajustados que no dejaban a la imaginación, que medio enseñaban el tatuaje de la rabadilla, ellas faldas-cinturón y hemos ido con el pecho al aire por donde hemos querido; nuestra primera camiseta tenía un feat.Pitbull bien grande y nuestras primeras zapatillas de marca con luces las tuvimos pasados los 2 años. Entramos al colegio cuando el 1 de noviembre era Halloween y no el día de Todos los Santos, cuando todavía se podía repetir curso más de cuatro veces, los últimos en hacer la E.S.O. y Bachillerato, los pioneros de la H.O.S.T.A. Somos los primeros en echar más de 100 curriculums hasta en las ETT y de los que no les cuesta ni un duro echarnos del curro.

Siempre nos recuerdan acontecimientos de antes que naciéramos, como si hubiéramos vivido nada histórico. Nosotros hemos aprendido lo que era el terrorismo contando chistes de Bin Laden, el rescate alemán a España y a Aznar colarle un boli a una periodista; los de nuestra generación fueron a la guerra (Siria, Francia, etc.) cosa que nuestros padres no hicieron.

Aprendimos a piratear películas, jugamos con la tres sesenta, empezamos a adorar a Steve Jobs el día que murió, vimos las primeras BlackBerry anunciadas y creímos que Internet sería anonymous.

Somos la generación de Finn, Jake y la buenorra de Marceline, de Ángel Martín y su infame Se Lo Que Hicisteis, de los aún activos Salvame y Saber y Ganar.
Somos la generación que fuimos al cine a ver las películas de Justin Bieber y de Lady Gaga.

Los que crecieron escuchando a Black Eye Peas y a ese grupete de imitadores que les salió. Los que lloraron con la prematura muerte de Dani Martín y la separación de Mägo de Oz.

De los que usaron memes clásicos como “Forever Alone”, “Me Gusta” o “To the Lost to the River”.
De los primeros y últimos en usar los efímeros DVD y Blu-Ray así como los últimos teclados a la hora de escribir.
Los que nos emocionamos con el Gran Hermano de Guadalix de la Sierra o nos pusimos el “Soy Cani” a todas horas por Youtube, hasta el límite de buscar al típico amigo que entendía de ordenadores solo para que nos lo grabara para el coche.

Nos emocionamos con Batman, Toy Story 4 o Django Desencadenado (la peli con la que descubrimos a Tarantino).

Comíamos todos los findes en el McDonalds y en el chino de la esquina, cuando no, estábamos haciendo novillos en el Starbucks.

Somos la generación del Facebook y su eterno cotilleo, Tuenti, Twitter, de programas como Buenafuente, José Mota (que siempre anduvo en solitario), CSI Chicago, Juego de Tronos…

La generación del gol errado de Ramos, de Hugo Chavez cuando tuvo que callar, de Joaquín Reyes y sus chanantes y de como nadie entendía el obvio humor manchego, de la dedicatoria de The Boss a Nacho, de los hermanos Gasol y de John Cena, de los que sabemos que Batista sigue siendo mejor que El Enterrador.

El Seat Ibiza o el 206 eran los utilitario normales, el Focus un coche familiar y el Audi A4 de lujo solo para jefes y sus hijos. Nuestro grito de guerra fue “Dale, don, dale”, “Me gusta la gasolina” y descubrimos a las mujeres con la programación de mañana.

La generación que se cansó de la de ver las repeticiones de Los Simpsons.

La generación a la que le entra la risa floja cada vez que tratan de vendernos que España es favorita para un mundial.

La última generación del calimotxo y los porros antes de las drogas sintéticas, y qué coño, la última generación cuerda que ha habido.

Este correo está dedicado a las personas que nacieron entre los 2.000 y 2.020 ¡¡¡La verdad es que no sé cómo hemos podido sobrevivir a nuestra infancia!!!

Mirando atrás es difícil creer que estemos vivos en la España de antes: Nosotros viajábamos en motos sin casco de seguridad y trucadas para dejarnos sordos. Hacíamos viajes en avión hasta Amsterdam y aún no tenemos ni idea de que monumentos hay por allí para ver. Somos la generación del Café a casi 2€.

Pasábamos horas construyendo nuestros Sims y creándonos a nosotros mismos con disimulo mientras soñábamos con que vivíamos una vida así.

Nos conectábamos a Internet por la mañana, jugábamos todo el día, y solo desconectábamos cuando ya veíamos asomar el sol por la ventana entreabierta. Nadie podía localizarnos, pero si mantenerse al día gracias a Facebook. A nadie le ha faltado el móvil, hasta las abuelas, que llaman cada dos por tres por cualquier preocupación. No sabemos lo que es romperse un hueso pero si la atrofia de manos y espalda por estar aquí todo el día. No sabemos ya lo que es la dignidad de tanto que nos han machacado en los pocos trabajos que hemos tenido, sin contar lo que se ha reído el gobierno en nuestra cara.
Hemos sabido ser pacientes con las listas de espera para el hospital, hemos conocido gente que olía muy mal pero muy majos en los festivales-beneficos-excusa de todas partes del país.

Tuvimos peleas y nos partíamos la cara unos a otros y aprendimos a superarlo, una denuncia y se quitaba la tontería, inclusive profesores. Íbamos a clase con el E-Book con todos los libros descargados y comprados para que te lo rompiera o robara el típico chulo de clase. Luego no querían los profesores que los pirateáramos.

Comíamos dulces y bebíamos refrescos, y ya no nos quitaba la obesidad ni su tía, pero bien orgullosos que estamos. Si acaso alguno era delgado y punto. Estábamos siempre bajo techo, corriendo y jugando mientras se descargaba el nuevo DLC. Compartimos botellas de refrescos y novias y nadie se contagio de nada. Sólo nos contagiábamos las ladillas en el cole, cosa que nuestras madres arreglaban lavándonos “la cabeza” con vinagre caliente.

Tuvimos y tenemos Playstations, Wiis, juegos Flash, 999 canales de televisión, sonido surround 19.1, Smartphones, ordenadores de decenas de núcleos e Internet hasta en el lavabo, y nos lo pasamos de lo lindo.
Nosotros si tuvimos amigos, algunos hasta más de 1.000 por Facebook. Quedábamos con ellos y chateabamos, y los más cercanos para el Whatsapp para decir frikeces sin valor, pero divertidas, a todas horas. O ni siquiera quedábamos, ya nos veíamos en las redes sociales o en los Pubs al cumplir los doce.

Íbamos y vamos en coche hasta para comprar el pan. Antes iban andando o en bici a todos lados ¡Imagínense! ¡Solos, allá fuera, en el mundo cruel! ¡Sin ningún responsable! ¿Cómo lo conseguian?

Hicimos juegos con hacks, Macromedia y páginas con falsas promesas, y comimos pipas y, aunque nos dijeron que pasaría, nunca nos crecieron en la tripa ni tuvieron que operarnos para sacarlas, es más, nos reíamos en la cara de nuestros padres por decirnos esas gilipolleces.

Bebíamos agua directamente del grifo, de las fuentes de los parques, agua sin embotellar, ¡donde chupaban los perros! Luego íbamos a cazarlos junto a los gatos para ver si subían las fotos al Facebook en el mismo instante. Todo antes de ser mayores de edad y sin adultos, ¡¡DIOS MÍO!!

En los juegos de la escuela, no todos participaban en los equipos en red. Los que no lo hacían, tuvieron que aprender a lidiar con la decepción. Algunos estudiantes no eran tan inteligentes como otros y aprobaban curso. ¡Que horror, hasta se ponían con los exámenes extra! Y ligábamos con las chicas persiguiéndolas para tocarles el culo y el chocho, también jugando a beso, verdad y atrevimiento versión on-line.

Éramos responsables de nuestras acciones y arreábamos con las consecuencias. No había nadie para resolver eso. La idea de un padre protegiéndonos, si trasgredíamos alguna ley, era inadmisible, si acaso discutíamos y nos poníamos en su sitio cuando se hablaban de esas leyes que nos protegían de críos, ¡cómo se echan de menos!

Tuvimos libertad, fracaso, éxito y responsabilidad, y aprendimos a crecer con todo ello. ¿Tú eres uno de ellos? ¡Enhorabuena!


Pasa esto a otros que tuvieron la suerte de crecer como niños, antes de que todos estos niñatos que hay ahora que se creen algo y no tienen respeto ni educación a nadie destrocen el mundo en el que vivimos.

 

P.D.: Ahora en serio, el texto original aquí. Yo nací en los 80 y no me emociono ni con este texto ni con la canción del Reno Renardo. Todo lo contrario, me da hasta cierta rabia. El factor nostalgia es estúpido en bastantes puntos, y si echas de menos tu infancia no era porque se vivía mejor o habían otras cosas, es sencillamente porque de niños no tenemos las mismas ideas, experiencias y ni responsabilidades. Así que este texto lo puede escribir la generación que sea y va a acabar igual poniendo a parir a la generación actual y posteriores, y todo por esa sensación que digo.


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